¿Por qué es importante que el presidente de España hable inglés?

No me gusta hablar de política.

Pero hoy lo voy a hacer.

Bueno… más o menos, porque lo voy a hacer desde el punto de vista de los idiomas y la comunicación.

Para ponernos en situación, Pedro Sánchez se ha convertido en el presidente provisional de nuestro país. En este escenario, una de mis mejores amigas (a la que, por cierto, podréis encontrar en Muchacha en la ventana y en Homonosapiens) aplaudía el hecho de que Sánchez, como gobernante, supiese hablar inglés. De hecho, ella ha sido la que me ha animado a escribir este artículo.

La asignatura pendiente

Como todo el mundo sabe, el tema de los idiomas es una asignatura pendiente en España desde hace varias generaciones.

Al margen de algunas reformas en la enseñanza y de la obligatoriedad de alcanzar el nivel B1 en, al menos, un idioma para obtener cualquier título universitario, estamos acostumbrados al privilegio que nos otorga tener la segunda lengua con más hablantes del mundo.

Asimismo, el gusto que tenemos desde hace décadas por el doblaje y la traducción de las series y películas hace que nos acomodemos. Este aspecto nos diferencia de muchos otros países que están más habituados que nosotros a ver el contenido procedente del extranjero en versión original.

No obstante, durante los últimos años, el panorama ha ido cambiando y, gracias sobre todo a Internet, cada vez más jóvenes se acercan a realidades lingüísticas diferentes mediante series, vídeos de YouTube y otros contenidos que les interesa y no están disponibles en español.

Este asunto no ha sido muy diferente en el ámbito político y hemos tenido que ver cómo se sucedían en el Gobierno presidentes cuyo nivel de inglés era bastante reprochable. Incluso Mariano Rajoy, gobernante hasta hace solo unos cuantos días, flaqueaba al no ser capaz de desenvolverse con un idioma básico para la comunicación a nivel global.

¿Y qué me decís del famoso «relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor» de Ana Botella? Sin quererlo, se ha convertido en uno de los memes del siglo.

Ana Botella diciendo la frase de café con leche en plaza mayor

Un puente entre culturas

Pedro Sánchez parece el encargado de cambiar esta tendencia de inglés pobre (o poor english, como solían indicar los profesores de mi universidad cuando una redacción no era lo suficientemente buena).

En primer lugar, me parece ideal que Sánchez domine la lengua anglosajona porque, al igual que un traductor, es alguien que crea un puente entre culturas.

Es el encargado de representar a su país, formado por un conjunto de habitantes que no viven aislados y que se ven afectados, no solo por las políticas nacionales, sino también por acuerdos o pactos a nivel internacional.

Un presidente crea un discurso y lo transmite a muchas personas que no comprenden español.

¿Pero para qué queremos que el presidente aprenda inglés si puede ir con un traductor o un intérprete?

Totalmente de acuerdo.

Cualquier gobernante puede ir acompañado de su intérprete de confianza (sobre todo si se trata de reuniones, congresos, etc.). Pero esto no debería ser una necesidad constante, ya que un presidente debe tener cierta independencia para transmitir sus ideas y representar a su país hasta en los momentos menos esperados.

Que un presidente sepa inglés hace la comunicación mucho más rápida y fluida, sin olvidar que surgen numerosas charlas interesantísimas en una cena o en torno a la máquina de café. Vaya, que un buen intercambio de ideas puede surgir en el momento menos esperado, aunque no sea un entorno meramente profesional.

Un líder político también debe representar a su país en distintos contextos, lo que en nuestro caso incluye la Unión Europea.

Sí, estamos dentro de una institución en la que, por mucho que todos los textos oficiales acaben publicándose en todas las lenguas de la UE, casi todos los países integrantes manejan el inglés aunque no sea su lengua oficial.

Si queremos aprovechar al máximo el estar dentro de esta institución, tenemos que demostrar nuestro interés abrazando el inglés.

Es más, vivimos en un mundo que va a la velocidad de la luz. ¿Qué quiere decir esto? Que nuestro presidente, sea quien sea, debería saber inglés para estar al tanto de lo que pasa en cualquier parte del mundo. A veces, un tuit viaja mucho más rápido que una noticia y puede que sea necesario intervenir o reaccionar inmediatamente.

Otras veces, suceden acontecimientos de tal magnitud que no podemos esperar a que se traduzcan al español para dar una respuesta.

¿Podría un presidente llevar a cabo su trabajo a pesar de no desenvolverse con el inglés?

Podría, pero más que saber un idioma para ampliar conocimientos porque sí, se trata de una cuestión de imagen, de cómo nos perciben los demás (al fin y al cabo, nuestro presidente nos representa en determinados contextos), de estar al tanto de lo que pasa de forma inmediata y de profundizar en las relaciones con otras personas que podrían aportar algo beneficioso para nuestro país.

Todas las lenguas que se hablan en España son un bien preciado que hay que cuidar, pero no somos el centro del mundo y, si queremos tener relaciones fructíferas con otros países, debemos adaptarnos.

Y para adaptarnos, sea quien sea la persona que preside y el partido político al que pertenece, es una figura que nos debe llevar lejos. Y nada te lleva más lejos que las palabras.

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