Los idiomas siempre al servicio de la cultura

Los idiomas siempre están al servicio de la cultura.

Nunca al revés.

Es una de las mayores lecciones que he aprendido gracias a mi profesión.

Cuando hablo de esto con algunos amigos que no han estudiado idiomas se suelen quedar perplejos porque asocian, por ejemplo, la palabra «coche» a las cinco letras que lo componen en castellano.

Nada más lejos de la realidad. Al pensar en cualquier concepto a uno le viene a la mente la imagen del objeto en sí más y no las letras flotando en un mundo etéreo.

Ejemplos patrios de que las palabras están al servicio de la cultura

Te voy a poner un ejemplo muy sencillo que seguro que te resulta familiar:

SIESTA

¿Siesta? Sí, piensa en la palabra siesta.

Cuando un extranjero quiere hacer alusión a este concepto, utilizará esta palabra, aunque sea una palabra extranjera. No se trata de un simple sueñecito (nap, que dirían los ingleses), ya que se produce en una franja horaria muy específica. Esto se debe a los horarios de trabajo que seguimos en España, sujetos a las horas de luz y a nuestra cultura.

Si queremos seguir tirando de ejemplos patrios, se me viene a la mente el vocabulario relacionado con la Semana Santa.

En muchos países no tienen procesiones o, aunque las tengan, puede que pertenezcan a religiones diferentes, que estén conceptualizadas de manera distinta o que no se vivan con la misma intensidad que en ciudades de España como Sevilla o Málaga. Entre esas palabras, podemos encontrar guardapasoschicotá.

¿Alguna vez has pensado en cómo traducirlas?

Cristo yendo al guardapasos, palabra que relaciona el idioma con la cultura

Una cuestión de supervivencia

Las razones culturales muchas veces van más allá de una fiesta popular o de descansar en mitad de la jornada laboral.

Muchas tribus del Amazonas tienen infinidad de palabras distintas para nombrar a los diferentes tipos de verdes. No hablo de verde pistacho, verde clarito o verde turquesa, ya que estos son bastante limitados. Me refiero a un amplísimo abanico que les sirve para diferenciar los verdes de las distintas hojas y plantas.

Esto se debe a motivos de supervivencia. Algunas plantas pueden indicar que el agua está cerca por su color, otras pueden ser venenosas, etc. Por lo tanto, tener una palabra para nombrar los diferentes tipos de verde puede ser algo que les salve la vida, literalmente.

En ocasiones, la cultura es la cultura de la supervivencia.

Algo similar sucede con algunas tribus esquimales, que tienen muchos vocablos diferentes para nombrar a los distintos tipos de blanco.

Esto son solo algunos ejemplos que demuestran que el idoma está al servicio de una cultura, pero hay muchos más…

En algunos pueblos portugueses que están más cerca de la frontera española hablan dialectos mucho más parecidos a nuestro idioma. ¿Por qué? Por la proximidad, ya que esto les obliga a efectuar transacciones y a cohabitar. Es el mismo motivo por el que en algunas zonas de América se utiliza el famoso espanglish.

La web Language and Culture nos da otra de las claves para entender mejor este fenómeno: el uso de usted.

Aunque en español hacemos esta distinción, en algunos idiomas como el inglés, esta no tiene lugar y siempre se utiliza el you. Otros idiomas como el alemán o el francés sí que lo tienen como el español, pero lo usan con mucha más frecuencia de la que lo usamos nosotros, lo que al final resume la manera de ser generalizada de una cultura.

Como indica esta web, «ser hablante nativo de nuestra lengua materna nos aporta más que solo la capacidad de comunicarnos, aporta además la capacidad de comprender por qué alguien piensa y actúa de una manera específica».

Al hilo de esta reflexión, también he escrito una entrada en la que me pregunto si nuestra lengua nos hace más egocéntricos.

Así pues, el idioma es un rasgo más dentro de la idiosincrasia de una cultura. Por eso decimos siempre que la traducción y la transcreación son un nexo entre culturas, ya que puede que nos topemos con vocablos que no existen en otro idioma. Ahí es cuando un trabajador de la lengua debe hacer gala de su profesionalidad y hacer que el mensaje llegue de forma clara y correcta a la nueva cultura receptora.

Al fin y al cabo, adaptar las palabras y los mensajes a la cultura es la clave para que estas palabras y estos mensajes sigan vivos y alcancen de forma eficaz a más personas.

Si quieres saber más sobre este tema, te animo a que le eches un vistazo a mi página web, donde aclaro muchas de estas dudas.

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