«Imprescindible un buen dominio del inglés».
«Además, se valorarán positivamente el manejo de otros idiomas».
Seguro que has leído estas frases en una oferta de empleo.
Un bueno dominio de los idiomas es esencial para comunicarnos, no solo cuando viajamos, sino también en los institutos, universidades e incluso en el trabajo.
¿Y qué es esencial para comunicarse?
Pues aparte de que te entiendan cuando hablan, saber expresarte por escrito. Y si no, que me lo digan a mí, que me dedico al copywriting y a la transcreación y tengo que estar mandando emails en diferentes idiomas y transmitiendo mensajes en diferentes lenguas para que la gente me entienda.
Después de tanto escribir, hay una serie de tips que considero fundamentales para que la comunicación escrita fluya y vayas mejorando poquito a poco.
Además, para que sea más divertida, te voy a presentar estos tips como si fueran los diez mandamentos del buen redactar.
¡Allá vamos!
1. No traducirás jamás
Paradójico que te dé este consejo precisamente yo que me dedico a traducir.
Lo más importante de todo es no hacer una redacción en español y luego traducirla (a no ser que, evidentemente, estés haciendo un trabajo de traducción). Es mejor confeccionar el texto en el idioma en cuestión, ya que así utilizaremos los elementos y recursos que conocemos y dominamos.
Al contrario, cuando traducimos, tendemos a utilizar estructuras que luego no sabemos cómo adaptar al idioma que estamos aprendiendo. Es ahí donde se le ven las costuras a nuestros textos.
Lo que sí que puede resultar útil es hacerse un esquema o borrador con las palabras claves y desarrollar esas ideas a partir de ahí.
2. Utilizarás conectores variados
Cuando no nos limitamos a usar «mais», por ejemplo, en un idioma extranjero como es el francés, estamos dando al texto una mayor riqueza.
Así, nuestro lector no se dará cuenta de nuestras carencias. Como alternativa a «mais» («pero»), podemos utilizar «cependant» («sin embargo») o «néanmoins» («no obstante»).
¡Ojo!
No hay que olvidar que muchas veces son intercambiables, pero también existen matices que los hacen más o menos adecuados en según qué contextos; en este ejemplo, «néanmoins» resulta la opción más culta de todas.
3. No abusarás de los conectores
Es cierto que en el punto anterior he animado a que utilicemos conectores varios.
Sin embargo, abusar de ellos solo por presumir de conocimiento es también un error. Esto puede entorpecer la buena comprensión del texto y hacerlo más pesado y enrevesado.
Sin embargo, lo que buscamos es que nuestro mensaje llegue claro a nuestro lector.
4. Adorarás la puntuación y la ortografía
Este mandamiento también deriva del anterior. Si no abusamos de los conectores, tendremos que manejar bien la puntuación.
Olvídate de los textos sin comas ni puntos en los que no se puede prácticamente ni respirar cuando los lees en voz alta y revisa las normas relativas a la puntuación del idioma en el que estás escribiendo.
Además, hay que tener en cuenta que los signos de puntuación no se utilizan de igual forma en todos los idiomas. Por ejemplo, no debemos olvidar que, mientras que un diálogo se construye con comillas en inglés, en español utilizamos la raya.
Por otra parte, los signos de puntuación franceses suelen ir precedidos y seguidos de espacio (salvo la coma y el punto), al contrario que en español (solo hay espacio detrás).
En otros idiomas, como el alemán, se utilizan comillas bajas al inicio de una cita y comillas altas de cierre al final de esta.
Son detalles que harán que tus textos brillen un poquito más.
5. Honrarás a la sintaxis
Otro aspecto similar que debemos tener en cuenta es que la sintaxis varía de un idioma a otro. De este modo, en inglés, encontramos el empleo del verbo auxiliar para formar las frases interrogativas y, en alemán, el verbo en las frases subordinadas suele ir al final.

6. No te repetirás
Quizás este mandamiento no sea tan importante si estamos redactando un texto más técnico, pero si queremos demostrar lo bien que dominamos un idioma, no está de más evitar ciertas repeticiones.
Como es obvio, si es un concepto importante, habrá que mencionarlo varias veces. Pero cuando se trata de elementos que no son tan relevantes, podemos utilizar sinónimos.
Si no tenemos un diccionario a mano, podemos utilizar recursos un poco más poéticos pero que son más sencillos de utilizar de lo que parecen para enriquecer nuestro texto, como por ejemplo decir «el color de la nieve» en lugar de «blanco».
7. No dirás aquello que no sabes decir
Muchas veces, cuando escribimos en otro idioma, nos empeñamos en utilizar estructuras complicadas que no conocemos ni dominamos.
Otras veces, empleamos una palabra simplemente porque creemos haberla visto en algún sitio (aunque no estemos del todo seguros).
¡STOP!
Cuando estás escribiendo un texto, el creador eres TÚ y, aunque te puedan dar pautas, no es necesario que digas nada que no sepas decir porque eso pone de manifiesto que no dominamos el idioma.
La intención debe ser siempre la contraria: por mucho que aún tengamos que mejorar y aprender, es importante mostrar que lo que sabemos lo manejamos bien.
8. Te adecuarás al idioma
Cada idioma tiene sus convenciones y sus particularidades. Así pues, es importante que las vayamos aprendiendo según avanzamos en el aprendizaje de una lengua.
Estas particularidades deben reflejarse en los textos que redactamos para que de verdad parezcan que los ha redactado una persona nativa. Un ejemplo muy obvio sería el uso de los phrasal verbs en inglés.
9. Utilizarás los conocimientos aprendidos
Uno de los aspectos más importantes de una buena redacción es que nuestro lector (sobre todo en el ámbito académico o si nuestro texto lo va a leer alguien que trabaja en la misma empresa que nosotros) vea que estamos reproduciendo los conocimientos adquiridos.
El hecho de utilizar el vocabulario, los tiempos verbales, las expresiones, la sintaxis que hemos aprendido en los últimos tiempos harán que la persona que lee nuestro texto se sienta orgullosa de nuestro progreso y lo valore de forma más positiva.
10. Harás una revisión final
En numerosas ocasiones, llegamos al final del texto y lo damos por terminado.
CRASO ERROR.
Una vez escrito, debemos volver sobre nuestras palabras para revisarlo todo. Una revisión final siempre es necesaria para subsanar despistes.
A veces, estos se producen porque no nos damos cuenta, porque se trata de cosas que aún estamos aprendiendo e interiorizando o porque hemos cambiado otra palabra y ese cambio afecta a otro elemento de la frase.
Nunca debemos olvidarnos de esta revisión final, centrándonos particularmente en aquellos elementos que sabemos que más problemas nos suelen dar (la concordancia de género en el caso de un texto francés, por poner un ejemplo).
Estos diez mandamientos se resumen en dos: prestarás atención a todo lo que escribas e intentarás hacerlo siempre lo mejor que sepas.
Evidentemente, se trata de consejos básicos aplicables sobre todo cuando se está aprendiendo un idioma.
Todos estos mandamientos son susceptibles de ser quebrantados cuando la naturaleza o la finalidad del texto que estamos redactando así lo requieran. Aún así, yo los utilizo a menudo y suelen dar buenos resultados.
Espero que os gusten y, si tenéis algún otro mandamiento, lo podéis añadir en los comentarios.
